sábado, 5 de enero de 2013

I. Tentaciones

¿Nunca has sentido ese dolor en el pecho porque deseas hacer algo y sabes que no puedes? Tratas de vencerlo, de intentar pensar en otra cosa, pero la tentación te puede, se va haciendo fuerte y trata de superarte. Tú te preguntas qué debes hacer, te preguntas si estaría muy mal hacerlo. Sigues luchando contra ti mismo y cuanto más piensas en no pensarlo, ese dolor se va haciendo grande por momentos, más deseos tienes de hacerlo. ¿Qué hacer? ¿Ir por el camino fácil y dejarte guiar por esa tentación o, en cambio, continuar luchando, continuar sin caer en esas redes? Miras a ver a quién hacer caso, si al ángel o al demonio; a tu «yo bueno», o a tu «yo malo». Haces cosas absurdas como lanzar una moneda al aire y que decida por ti. Pero sabes que eso no funciona porque tu cabeza ya está decidiendo. Si no sale la cara de la moneda que quieres, llegas a hacer hasta tres intentos. Tú eliges si vencer las tentaciones o dejarte llevar por ellas, porque al final, el dueño de éstas, eres tú mismo.

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