miércoles, 4 de junio de 2014

Pequeñeces

Era un grupo de animales bastante peculiar, pues había de muchos tamaños y especies, y lo curioso es que se llevaban todos bien. Solían pasear juntos y ser muy felices, tanto, que el resto de animales les envidiaba y trataba de hacer lo mismo que ellos. Un día en el que salió todo el grupo, la serpiente llevó varios trucos de magia preparados ante los que todo quedaron sorprendidos. Ella, a ver el impacto que tuvo, continuó buscando trucos y mostrándoselos a sus amigos. Uno de ellos era aparentar que se comía un ratón y que después aparecía intacto, como si nada hubiera pasado. Por desgracia, este truco salió mal un día y descubrió lo deliciosos que eran los ratones. Desde entonces no hacía otra cosa que atacar al ratoncillo del grupo sin que este se diera cuenta, pero, sin poder evitarlo, tuvo un detalle poco hábil. La serpiente le contó todo su plan al perro, el cual se lo dijo al ratón. El pequeño roedor, tras asociar ideas, se propuso que esa serpiente no le haría nunca daño y puso un plan en marcha. Cuando todo esto estaba previsto, el ratón citó a la serpiente. El resto de sus amigos se hallaban escondidos y vieron desde allí cómo la serpiente intentaba comerse al ratón cada poco tiempo. El plan del ratoncito se puso en marcha al anochecer, en un momento en el que el sol estaba en la posición exacta para que se viera la gran sombra negra del ratón. Esta asustó a la serpiente y todos sus amigos comprendieron cómo era realmente aquel animal que se arrastraba.

¿Moraleja?